Según leemos en la BBC News, Leica ha vuelto a hacerlo: en una subasta celebrada en la Galería Westlicht de Viena, uno de sus modelos más añejos y significativos ha sido comprado por un muy razonable precio de dos millones y pico de euros.
La camarita es un prototipo fabricado en 1923 de la Leica A, que es la primera cámara compacta de la historia que consiguió montar una película de tamaño completo (los tan traídos y llevados 35mm).
Se presume que se llegaron a fabricar 25 unidades del prototipo ahora subastado, y que sólo sobrevivieron al inexorable paso del tiempo una docena. Por supuesto, se desconoce quién ha sido el intrépido magnate que ha decidido hacerse con semejante icono de la historia de la fotografía (¿funcionará aún?).
Curiosamente, el modelo que había alcanzado tiempo atrás un precio más desorbitado en una subasta era también de Leica (de la denominada “Serie 0”), y se compró por un millón trescientos veinte mil euros (lo que tampoco está nada mal).
Como curiosidad, señalar que antes de dedicarse al diseño y fabricación de cámaras compactas, la fabulosa marca alemana destacó, sobre todo, como fabricante de lentes y microscopios.
Así, se cuenta que a partir de 1908, y tras comprobar el éxito que tenía el incipiente cine (que trabajaba con películas de 35mm), Leica decidió empezar a hacer pruebas con cuerpos de reducidas dimensiones que pudiesen albergar la dichosa película.
Casi cien años después, lo demás es historia de la fotografía. Y no deja de ser curioso que hasta los últimos modelos presentados por la marca sigan siendo fieles en su concepción a esta revolucionaria forma de comprender la fotografía profesional y doméstica.
¿Quién quiere una?