No hace mucho os hablé en un post de si realmente necesitábamos una cámara de fotografía réflex, y en ese mismo post llegamos a la conclusión de que si no te gusta cargar con un bolso aparte para transportarla y no vas a necesitarla para hacer reportajes, es mejor que te compres una buena compacta que cubra todas tus necesidades. Pues bien, hoy voy a hablaros de lo contrario, de por qué sí necesitáis una cámara réflex.
Lo primero que llama la atención en las réflex es el intercambio de objetivos, ya que eso te permite hacer unas tomas mucho mejores de tus reportajes. A mí lo que siempre me ha llamado la atención (y una de las razones por las que decidí adentrarme en el mundo de las cámaras réflex) son los objetivos macros, pero no solo eso, sino también la óptica, ya que la peor óptica de las réflex es muy superior a la de la mejor compacta.
El control que te da una cámara réflex, lógicamente, no te la da una cámara compacta, y es ese uno de los atractivos de este tipo de cámaras, ya que se puede controlar todo, desde la velocidad de obturación hasta la sincronización del flash.
Una de las cosas que más me molesta de las cámaras compactas es lo mucho que tarda entre el momento en el que le damos al botón de disparo y el momento en el que se toma la fotografía. En las DSLR ese momento no existe, ya que la toma directamente. Por último, aunque puede que el tamaño disguste a muchas personas, para mí la DSLR es mucho más cómoda ya que la forma está pensada para que se ajuste a las manos, cosa casi imposible con las nuevas microcámaras, sobre todo si se tienen las manos grandes.
Y hasta aquí el por qué debemos elegir una cámara réflex, ¿Te ha convencido?