En realidad os hemos estando haciendo un flaco favor a lo largo de estos últimos meses. Día tras día hemos ido presentando los nuevos modelos (la actualidad manda, es un hecho) de Canon, Nikon u Olympus sin reparar en un hecho incontrovertible: la mayoría nos disponemos del dinero necesario para cambiar de cámara o regalar una buena compacta así como así.
Pero que no cunda el pánico. No es necesario hacerse con el último modelo de Hasselblad para mejorar nuestra experiencia como usuarios o profesionales de la fotografía. Muchas veces es preferible quedarnos con lo que ya tenemos e ir añadiendo accesorios y objetivos que cambiar todo el equipo.
Así que regala (o regálate) una empuñadura (o grip, como se la conoce usualmente) para mejorar la usabilidad de la cámara. No es demasiado cara, mejorará el aspecto de tu (su) réflex y quedarás como un rey.
Los grips son extensiones del cuerpo de la cámara réflex que tienen varias funciones específicas: mejorar su agarre, almacenar en la misma cámara dos baterías (lo que es esencial para una sesión de fotografía prolija), facilitar el uso de la cámara en vertical (sobre todo para retratos) añadiendo botones en el lateral de ésta y dotar a todo el conjunto de mayor robustez.
El grip se acopla a la cámara a través de un módulo que se introduce en el espacio dedicado a la batería de ésta y mediante una rosca que asegura la perfecta sujeción de éste. Por supuesto, dispone de un espacio para acoplar el trípode y además dota a tu equipo de un aspecto profesional (lo que facilita acceder a las primeras filas de los conciertos).
Aunque, a decir verdad, el uso continuado del grip también puede cansar, ya que multiplica el peso de la cámara, requiere de un trípode con mayor agarre y hace que (a veces) echemos de menos cierta portabilidad.
Pero, en definitiva, se trata de un muy buen regalo que resulta muy útil en determinadas ocasiones. Así que no dudes en echarle un vistazo en cualquier tienda especializada de fotografía.