Aunque el propio Jorge Rueda dejó bien claro que pensaba quemar todo su material fotográfico antes de morir, sólo un año después de su fallecimiento, el Centro de Arte de Alcobendas realiza la primera gran exposición retrospectiva dedicada a uno de los fotógrafos más importantes de la historia de nuestro país.
El artista almeriense comenzó a trabajar en el mundo de la fotografía como fotoperiodista para diversas publicaciones, como la revista Triunfo. Además, se hizo cargo del puesto de Vocal de Ediciones de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, preocupándose por llevar la fotografía española a un nuevo registro completamente alejado de la autocomplacencia y la mera imitación de la realidad.
Pero fue sobre todo en los años setenta, tras fundar junto a otros colegas la revista Nueva Lente, cuando su obra alcanzó al fin la notoriedad que merecía, metiéndose de lleno en un lenguaje fotográfico cercano al Surrealismo, lleno de distorsiones, guiños y símbolos críticos que iban más allá de la mera estética vacía.
Es más, sus fotografías, que se caracterizan por hacer irrumpir lo extraordinario dentro de lo ordinario y por negar la rutina y lo monótono, se asemeja antes al Realismo Mágico de un Cortázar que al surrealismo primigenio de un Bretón o un Artaud.
Desde un punto de vista técnico, la obra de Jorge Rueda se centra casi de manera exclusiva en el mundo del fotomontaje y la experimentación, tras el que palpita una técnica refinada y precisa.
Expuso en ciudades como Amsterdam, Tokio, Moscú, Belgrado, Estocolmo, Nueva York, París o Roma, y fue además comisario de los Encuentros Internacionales de Fotografía de Arlés y de los Encuentros Fotográficos en Andalucía.
La presente exposición en el Centro de Arte de Alcobendas repasa a través de cincuenta imágenes las diversas etapas que comprenden su inconfundible e imprescindible obra.