Una vez inaugurada la feria de la fotografía CES de Las Vegas, vayan preparándose para asistir a un atropellado desfile de nuevos modelos, que van desde las actualizaciones más previsibles hasta las cámaras más impensables.
Dentro de este último sector, Canon acaba de presentar su Powershot N, un modelo descabellado, original y que puede terminar triunfando como el que no quiere la cosa.
En primer lugar, llama poderosísimamente la atención su diseño, que rompe con todas las leyes de la ergonomía para ofrecernos una cámara prácticamente cuadrada (milímetro arriba, milímetro abajo), lo que, según los nipones, facilita enormemente su uso en cualquier disposición.
Toda la parte delantera del dispositivo lo ocupa el objetivo integrado que posee dos anillos: uno para realizar zoom y otro para disparar (en principio, parece incómodo, la verdad).
Monta un sensor CMOS de 12 megapíxeles y su zoom es de 8 aumentos naturales (28-224 milímetros), lo que ya tira por tierra las prestaciones de todas las cámaras incorporadas en los smartphones, verdaderos contrincantes de esta marcianada digital.
Por supuesto, dispone de conectividad wifi, se puede vincular a cualquier dispositivo, y su pantalla trasera (que ocupa todo el cuerpo) es abatible y táctil.
Por si todo esto fuera poco, graba vídeo en full hd, su velocidad iso corre hasta los 6.400 (¿alguien dijo iPhone?) y posee una virtud que la sitúa como una opción inmejorable para los amigos de la fotografía móvil: un procesador Digic V (el que calzan las réflex de la compañía, sí señor) capaz de realizar cinco fotografías instantáneas a las que se aplican diferentes filtros.
La Canon Powershot N se comercializará en todo el mundo a partir del mes de abril y saldrá por 330 euros, la mitad de lo que cuesta un teléfono móvil de gama alta; claro que no traerá teléfono integrado.