Francamente, en lo que respecta a las réflex digitales, yo valoro mucho más una buena óptica, un control del ruido lo más preciso posible, o la posibilidad de grabar en RAW, por ejemplo, que unas capacidades de edición y de retoque excepcionales. En este sentido, cada marca utiliza sus recursos para cautivar a sus potenciales compradores, centrándose unas en el refinamiento máximo de los valores puramente fotográficos de sus productos, y otras en la incorporación de funciones digitales como el GPS del que os quería hablar hoy.
El receptor de GPS que incorporan muchas cámaras de fotos (normalmente réflex de última generación), tiene un fin orientado a la publicación de las fotografías realizadas en Internet, al permitir asignar a los datos de información EXIF de cada foto, la geolocalización de la misma. De esta forma, si tienes la función GPS activada de tu cámara y haces una foto, por ejemplo, en el kilómetro 0 de Madrid, entre los datos internos de la imagen aparecerán sus coordenadas exactas, por lo que te será mucho más fácil publicar la foto en plataformas web como el Maps de Google o en redes sociales, sin necesidad de fijar la ubicación a mano.
No obstante, el GPS de las cámaras de fotos también permite en muchos casos realizar operaciones exclusivas de los receptores de GPS como el cálculo de distancias, la orientación, o incluso funciones relacionadas con la fotografía astronómica como la medición del movimiento de los astros, etc. ¡Impresionante!