Ésta es, sin duda, una de esas preguntas que captan inmediatamente la atención de quien la lee aunque se preste a las respuestas más abstrusas. Uno se imagina un concienzudo estudio en el que se analiza la obra de fotógrafos adolescentes, adultos y ancianos o la obra de un fotógrafo longevo para describir el funcionamiento del ojo, la mirada o la atención desde la infancia hasta la vejez y termina picando.
Pero no, en esta entrada me refiero a un estudio realizado en 2002 por la prestigiosa Universidad de Birmingham y que fue reseñado en la revista Muy Interesante hace unos tres meses. Aunque en la mencionada revista no se hace ninguna mención a la metodología empleada en el estudio (como cuántos sujetos fueron objeto del estudio, por ejemplo), sí se afirma a partir de él que “los niños muestran un talento natural como fotógrafos”.
No voy a entrar en si lo que se describe en el pequeño artículo tiene algún sentido o en si es posible derivar del estudio británico tamaña afirmación, pero me parece interesante que nos planteemos si vamos fotografiando lo mismo a medida que envejecemos.
Si nos fijamos en ejemplos como el de la inmensa Francesca Woodman, parece que su producción fotográfica sólo se fijó a lo largo de su corta vida en un solo motivo: ella misma, la identidad. Ya con trece años hacía autorretratos en los que aparecen las constantes que definieron toda su obra.
Por el contrario, si nos fijamos en la obra de Diane Arbus, parece que sólo cuando abandonó la fotografía de moda y se divorció empezó a hacer las fotos irreverentes, centradas en la deformidad, que la hicieron famosa . ¿Madurez? ¿Una simple respuesta a su sublevación social y vital? A saber.
La cuestión es que si observamos la obra de todos los artistas que hemos ido revisando en esta página, es difícil (por no decir imposible) encontrar unas pautas que posibiliten emparentar el estilo fotográfico y los motivos fotografiados con la edad.
Es evidente que con ella (con la edad) se adquieren nuevas experiencias y dejan de repetirse los mismos patrones que cuando se era joven, y que habitualmente el paso del tiempo te acerca a otras regiones geográficas y emocionales, pero ¿es la edad misma la que te da una nueva perspectiva o la suma de experiencias? Es más, ¿tiene sentido generalizar en este asunto?
Hemut Newton no cambió ni una coma en sus fotos los últimos años de su vida; Avedon se volvió intimista justamente con su madurez, no con la vejez, y su obra estuvo centrada en el paso del tiempo desde que empuñó su primera cámara. Cada fotógrafo parece, en este sentido, un universo cerrado y único.
Si esperabais una respuesta taxativa a la pregunta que encabeza esta entrada estáis muy equivocados. No creo que nadie tenga las herramientas y los datos necesarios para saberlo. Me imagino, como decía antes, que es una cuestión que depende de la forma de ser de cada uno.
¿Y tú, te has planteado alguna vez si sigues haciendo las mismas fotos que cuando empezaste?