Aunque tengamos dificultades de todo tipo para asistir a la exposición que hoy anunciamos, creo que es necesario advertir de su existencia para que nos formemos una visión más amplia, humanitaria y cabal del mundo de la fotografía, que no siempre consiste en espectaculares paisajes, rimbombantes fotógrafos de moda y experimentos de corte surrealista/existencial.
Como todos sabréis, la segregación racial ha sido una de las señas de identidad del mundo occidental hasta hace bien poco (y sigue siéndolo, por mucho que nos duela, en determinados ámbitos y regiones). Pues bien, antes de que el poderoso e “inteligente” hombre blanco empezase a apreciar la cultura afroamericana, los propios artistas de color se encargaron de inmortalizar a través de la fotografía su forma de vida.
Así, Charles “Teenie” Harris trabajó durante toda su vida como reportero de un periódico “para negros”, el Pittsburgh Courier, en el que fue retratando la vida sumergida de su entorno. Obreros, artistas y personajes anónimos fueron desfilando frente a su cámara dando lugar a una colección de fotografías indispensable en el imaginario colectivo contemporáneo.
Entre los personajes célebres retratados por el fotógrafo de color (aquí el término “color” adquiere tantas aristas que da incluso miedo), destacan algunos iconos elementales del siglo pasado, como el malogrado político Martin Luther King, el controvertido boxeador Muhammad Ali, los genios del jazz Louis Armstrong, Duke Ellington y Ray Charles o el monstruo del soul Sam Cooke.
La exposición retrospectiva de la obra de Charles “Teenie” Harris está teniendo lugar en Museo de Arte de Carnegie, en Pensilvania, y en su interesantísima página web podréis encontrar imágenes, historias y referencias para acercaros (aunque sea cibernéticamente) al autor que mejor supo captar desde dentro la lucha por los derechos humanos y la igualdad racial.