Antes que nada, una aclaración: detesto muchas de las cosas que Apple viene haciendo de un tiempo a esta parte, y nada más lejos de mi intención que hacerle cualquier clase de publicidad a la compañía de la manzana. Considero que tiene algunos productos magníficos (sobre todo, su sistema operativo), pero, también, que poco a poco ha ido abandonando el sector profesional para centrarse en el diseño de gadgets de dudosa utilidad.
Así que hoy voy a hablar de los recursos de impresión que ofrece iPhoto como si hablase de las bondades de Adobe a la hora de flexibilizar nuestro trabajo con Lightroom. Nada más. Y lo digo (y ya termino) porque me consta que Apple es capaz de despertar tantos fanatismos como suspicacias por parte de aquéllos que están hasta las narices de escuchar hablar de sus bondades.
Al turrón:
iPhoto es una aplicación integrada dentro del paquete iLife, y ha sido diseñado para la catalogación, edición básica y publicación de fotografías. Al contrario que su hermano mayor, Aperture, iPhoto no es una opción recomendable para procesar nuestras imágenes. Posee muy pocas opciones y sus ajustes automáticos masacran cualquier imagen que no contenga unas luces perfectas y unos tonos equilibrados.
En sus últimas ediciones, el programa de Apple ha venido implementando cada vez más funcionalidades, como compartir imágenes en la nube, Flickr o Facebook, geolocalización o una desternillante opción para reconocer caras (que va fatal, todo hay que decirlo).
Por otra parte, la catalogación de imágenes se queda un poco coja si no sabemos utilizar bien el programa. Así, si no cambiamos las opciones de importación, nos duplicará nuestra colección obviando cualquier clase organización previa, eliminando carpetas y creando “eventos”, que no son demasiado cómodos para localizar imágenes tomadas cuando el Neolítico.
Pero a lo que iba, iPhoto posee una característica genial, sublime, prácticamente sin parangón: la creación flexible, profesional y eficiente de calendarios, libros de fotografía y postales. Su creación es absolutamente intuitiva y hasta divertida.
Basta con darle a al icono “crear” y elegir entre las múltiples opciones que nos ofrece la aplicación. Una vez dentro de la edición del libro, el calendario o la postal, podremos definir la disposición de las páginas, el tamaño de las fotos, distintos tipos de papel y la ubicación y el formato del texto. Luego ya sólo nos resta pulsar sobre “comprar” y loguearnos en la Apple Store, que pasará a anotar nuestro pedido.
El acabado de los álbumes y los calendarios es, sencillamente, magnífico. Los colores son fieles; el papel, profesional; las tapas duras y los periodos de entrega más que aceptables. Además, los precios son muy buenos: por unos 30€, tendremos un libro de 22 páginas perfectamente maquetado e impreso en nuestra casa en apenas una semana.
iPhoto se puede bajar de prueba de la página de Apple; así que ya sabéis, probad a crear un libro y ya me contáis qué os parece. Estoy seguro de que la inmensa mayoría terminaréis comprándolo.