Mientras Canon y Nikon continúan apostando por las réflex de toda la vida, otras marcas que parecen no ser capaces de ofrecer las excelsas especificaciones de la D800 o la 1D X proponen otros formatos e innovaciones que tratan de mejorar las prestaciones de las cámaras semi-profesionales de gama media-baja.
La última ha sido Sony, que se ha desmarcado de las tendencias del mercado fotográfico anunciando la nueva Sony A57, una cámara en condiciones que basa la mayor parte de su atractivo en la tecnología SLT.
Esta tecnología consiste, básicamente, en sustituir el espejo de las cámaras réflex ordinarias por un cristal traslúcido, que permite tanto ver a través del visor aquello que vamos a fotografiar como realizar la captura de la imagen sin necesidad de moverse, lo que mejora ostensiblemente la grabación de vídeo (cuyo funcionamiento es idéntico al de la toma de fotografías)
¿Qué implica esto? Un diseño más preciso y, sobre todo, que la cámara no sufrirá ninguna clase de vibración interior cuando dispare, garantizando (a priori) una mayor estabilidad en las tomas.
El sensor de la A57 es un CMOS APS-C que cuenta con 16 megapíxeles. Su velocidad de disparo alcanza los nada desdeñables doce fotogramas por segundo y posee un sistema de enfoque de quince puntos. Su iso es capaz de forzarse hasta una velocidad de 25.600.
El modelo recién presentado por Sony dispone además de una pantalla abatible y presenta notables novedades en la grabación de vídeo, como la posibilidad de hacer uso de los controles manuales mientras se graba.
Aunque la gran novedad de la A57 se encuentra en su función “Clear Image”, que permite (dicen) duplicar el alcance de cualquier objetivo sin que la calidad de la imagen se resienta (eso tengo que verlo yo…).
¿Su precio? En torno a los 750€ (sólo el cuerpo).