Aunque vivamos rodeados de imágenes digitales y nos hayamos habituado a concebir la fotografía en esos términos, basta pararse a pensar un momento para darse cuenta de que hay casi dos siglos de historia fotográfica que permanecen en el olvido. La era digital obliga a que todo lo analógico pase por un proceso de escaneado y digitalización para que tenga cabida en nuestro mundo de píxeles.
Tras la digitalización y publicación online del interesantísimo (y bizarro) archivo fotográfico de Los Ángeles, ahora le toca el turno al de Nueva York, que ha supuesto un inconmensurable esfuerzo para el laboratorio digital de la inmensa ciudad, creado ex profeso para la realización de este proyecto en el año 2003.
En este enlace tenéis un aperitivo con (nada más y nada menos) ochocientas setenta mil imágenes, lo que no supone ni una cuarta parte del total que integra el archivo.
Las fotografías corresponden a diferentes partes y circunstancias de la ciudad, y constituyen un imprescindible documento para acercarse a la fisonomía de ésta desde mediados del siglo XIX hasta 1980.
La mayor parte de las tomas han sido tomadas por funcionarios del ayuntamiento de la ciudad para realizar planos, obras o atestados, por lo que no poseen ninguna clase de intención artística (o, al menos, en principio).
Sin embargo, como ya pudimos advertir al observar el archivo fotográfico de la policía de Los Ángeles, la funcionalidad no está reñida en absoluto con el arte, y estoy seguro de que entre todos esos millones de fotografías hay verdaderas joyas (como la que abre esta entrada).
Por otra parte, al leer la noticia en el diario El País no he podido evitar acordarme de esa inmensa película de Wayne Wang llamada “Smoke”, que supone uno de los más bellos y sugerentes cantos a la fotografía y a Nueva York.