A veces uno se encuentra con algunos productos que no sabe muy bien dónde ubicar, a qué vienen, qué demandas vienen a cubrir o si tienen alguna clase de sentido; máxime, cuando la propia empresa fabricante de la cámara ya dispone de otros modelos con unas prestaciones similares o incluso superiores por un precio semejante o inferior.
Pero bueno, para bien o para mal, Samnsung acaba de presentar una compacta de gama media-baja (bueno, más bien baja con aspiraciones) con el nombre WB100 (fácilmente olvidable, sí).
Su sensor alberga sus 16 megapíxeles, y destaca muy particularmente el rango focal de su objetivo integrado (no, no es intercambiable); un 22,3-580mm poco luminoso pero capaz de captar todo lo captable sin movernos de nuestro sofá.
Por otra parte, graba vídeo en HD (que no Full) y su zoom alcanza los 26 aumentos, lo que es ciertamente interesante.
Ahora bien, ¿hay algo más que llame la atención de esta Samsung WB100? Pues sí. Personalmente, me ha resultado de lo más llamativo su aspecto. Me explico: se trata de una compacta sin más alardes, apañada pero mediocre, pero que tiene el aspecto de una bridge (sí, se siguen fabricando).
La cámara entra por los ojos a la primera, con su empuñadura al lado y esos acabados similares a la aleación y el cuero (no he podido tocarla aún); pero ojo: no dispone de modos manuales de disparo (algo del todo decepcionante a estas alturas cuando juegas con un cuerpo así).
Su precio rondará los 200€, lo que puede parecer excesivo si se tiene en cuenta lo que ofrecen otras marcas por unos cuantos euros menos; claro que la distancia focal que alcanza no deja de ser interesante y, en cualquier caso, su aspecto es mucho más profesional que el de cualquier otra compacta de su gama.