Vaya por Dios, con lo mona y robusta y completa que nos pareció la nueva Canon EOS 650D tras su presentación, ahora empiezan a surgir los inevitables (parece) problemas que suelen marcar la salida de toda cámara que se precie.
Y es que resulta realmente curioso que no haya prácticamente una sola cámara que haya aparecido recientemente en el mercado que no haya sufrido alguna clase de problema de fabricación. Aunque, desde luego, hay fallos y hay fallos.
Porque no es lo mismo que tu cámara tenga serios problemas para medir adecuadamente la luz a que no los datos exif de las imágenes tomadas con ella reciban un nombre carente de sentido.
Pues bien, nada más anunciar el problema recién descrito, Canon se anota otro tanto (ironic mode on) reconociendo un nuevo y extrañísimo problema en su cámara de gama baja más publicitada y comprada.
Según parece, el recubrimiento de goma que envuelve la 650D puede llegar a producir reacciones alérgicas en sus usuarios bajo determinadas condiciones ambientales.
Según la compañía nipona, las cámaras fabricadas entre el 31 de mayo y el 15 de junio poseen una goma que las recubre que ha sido expuesta a un exceso de material acelerador (las prisas nunca fueron buenas consejeras); de tal modo que, cuando la empuñadura de la cámara se frota en exceso o es expuesta a mucho calor, se produce una reacción química que genera una sustancia (la misteriosa “zinc-bis”) a la que el común de los mortales solemos ser alérgicos.
Por supuesto, dicha reacción alérgica no es nada grave y no va a dar con nuestros huesos en el otro mundo, pero debe ser bastante incómodo intentar realizar un encuadre y que la piel nos pique.
Eso sí, conociendo la política comercial de Canon, estamos seguros de que todos los modelos afectados por el sombrío proceso químico serán reemplazados por modelos sin ninguna clase de tara.