Cuando uno se plantea más de dos minutos qué es lo real, lo más frecuente es que termine por criar canas en las sienes. No es una cuestión tan sencilla como parece. Real es lo que existe, pero también lo que sólo es posible. Real es el presente, pero también el pasado, lo futuro y lo imposible, puesto que se puede concebir.
Obviamente, un medio de expresión como la fotografía, que es ideal para la explorar la patencia de la imagen (mostrar lo que está ahí, ante nosotros), suele pasar de puntillas sobre cuestiones como la antes apuntada; pero hay autores que emplean una cámara fotográfica para indagar en lo real de una forma filosófica o conceptual.
Uno de los más brillantes fotógrafos de este universo de lo ontológico (ciencia que estudia la realidad) es el estadounidense Duane Michals, que partiendo del surrealismo de Magritte consiguió hacer de su obra una indagación fascinante de los límites de lo real.
Nació en el seno de una familia obrera y estudió diseño en Denver para poco después aprender fotografía de manera autodidacta. Se codeó con grandes como Winogrand o Friedlander, y su obra fue expuesta en el MOMA o en la George Eastman House de Rochester.
Trabajó para publicaciones como Vogue o el New York Times, aunque es famoso, sobre todo, por su fotografía para la portada del disco “Synchronicity” de The Police.
“Yo creo en lo invisible, no en lo visible”, afirma un artista que indaga sin parar en la representación positiva de realidades que escapan a lo ordinario.
Así, Duane Michals mezcla textos con fotografías para ampliar los registros significativos del lenguaje fotográfico. En ocasiones, emplea distintas imágenes superpuestas para generar nuevos mundos en los que tienen cabida lo subconsciente, lo metafórico o lo conceptual.
En la actualidad, el artista norteamericano está considerado como uno de los máximos exponentes de la fotografía filosófica.