Las últimas novedades en cámaras compactas y el insólito matrimonio entre Android y Nikon a través de la ya célebre S800C han desviado un poco la atención de la nueva apuesta de Olympus por la fotografía móvil, que puede establecer un importante precedente dentro del saturadísimo mercado de la fotografía digital.
Si la Nikon S800C se limitaba a introducir el sistema operativo Android en una de sus cámaras (con todo lo que ello implica, por supuesto), la nueva Olympus Stylus VH-410 viene a dar un paso más allá consiguiendo que una cámara digital se comporte como la cámara de un teléfono móvil.
Es decir: si los smartphones han tratado (y siguen tratando) de convertir sus cámaras en un medio tan válido como cualquier otro para realizar fotos, Olympus realiza el movimiento inverso y propone un modelo que es capaz de funcionar como la cámara de un teléfono móvil.
¿Supone esto la reducción al absurdo de la fotografía digital? Pues habrá que ver los resultados de los primeros análisis concienzudos de la Stylus para saberlo.
La Olympus Stylus VH-410 carece casi de botones físicos y propone que el fotógrafo realice todos los ajustes indispensables para disparar a través de una pantalla táctil de tres pulgadas, como si nos encontrásemos ante un iPhone o un Samsung Galaxy.
Así, las operaciones disponibles en la pantalla táctil son los habituales en cualquier smartphone: enfocar, escalar, hacer zoom o elegir los modos automáticos de disparo y las escenas (calcadas de las de Instagram).
Ahora bien, la cámara de Olympus es, por otra parte, una cámara de veras, y dispone de un sensor de 16 megapíxeles, un buen disparo en ráfaga y una óptica integrada que parte de los 26mm para alcanzar los 130 (5 aumentos no digitales, sino reales).
De este modo, la Stylus VH-410 representa un curioso híbrido que culmina un maridaje que viene insinuándose desde que se presentaron las primeras compactas con pantalla táctil.
¿Una moda sin más o el futuro de la fotografía digital doméstica?