Todos sabemos reconocer una gran foto… cuando viene firmada por Cartier-Bresson o Helmut Newton. Ante la duda, el desconcierto o la ausencia de criterios estéticos o técnicos, el apellido termina sustentando nuestra opinión acerca de la calidad de una fotografía, garantiza que no nos equivocamos y que tenemos un gusto exquisito para pasearlo por los bares y las exposiciones.
Ahora bien, hay autores noveles con un talento descomunal que nada tiene que envidiar al de los consagrados, estudiantes y neófitos que practican con nuevas técnicas y esperan a que dejemos de dar la brasa con los clásicos y los obvios para empezar a hacerse con un nombre.
Con este fin, y gracias al Círculo de Bellas Artes de Madrid, el próximo miércoles se estrena sobre su azotea la exposición “Pasión: Fotografías en la azotea”. Una muestra que reúne el trabajo de cincuenta estudiantes de fotografía de la EFTI (Escuela de Fotografía y Centro de Imagen).
Los cincuenta fotógrafos que integran la exposición buscan con su trabajo su propia manera de entender la imagen. Es realmente cautivador escucharlos hablar de sus fotografías como una indagación en sus propias personalidades y en el mundo que les rodea.
Así, unos apuestan por la fotografía como narración (Eva Casanueva), planteando sus series de fotos como novelas compuestas por episodios gráficos, por capítulos visuales.
Por el contrario, otros artistas (como Verónica Fieiras) no ven en su trabajo sino una búsqueda de la propia identidad, como ya hiciese la gran Francesca Woodman años atrás.
Por último, fotógrafos como David Catá trabajan en un plano existencialista, que plantea la relación entre el dolor y la relación con el otro.
Esta exposición completamente imprescindible podrá visitarse en el Círculo de Bellas Artes hasta el próximo 29 de agosto, y supone una llamada de atención sobre la actualidad de la fotografía.