Hay gente para todo, supongo, porque si no, no me explico el nuevo movimiento mercantil de Casio: vender cámaras baratísimas acentuando su diseño externo. Y no, no me refiero a mejoras de orden ergonómico, sino a colores, texturas y materiales para que sus compactas vayan a juego con nuestras camisas o nuestros pantalones.
En realidad, la marca nipona lleva ya bastantes años jugando con esta curiosa filosofía, aunque será sobre todo a partir de septiembre cuando subrayen sus productos apellidándolos “Fashion” y poniendo a la venta dos nuevos modelos.
Así, en la propia página de Casio dedicada a la gama Exilim nos preguntan “cómo nos quedan las cámaras”, sin hacer ninguna referencia a sus prestaciones técnicas.
Según nuestro estilo de vida, podemos elegir entre las Casual (EXN1), que son de colores y destinadas a un usuario “pop”; las Glam (EXN10), que tienen una superficie similar a la de un edredón (en serio), destacando la de color oro; y las Elegant (EXN20), recubiertas con un material similar a la piel (no humana, por supuesto).
En lo que se refiere a sus especificaciones técnicas (hay que bucear para encontrarlas), todas visten la misma tecnología. A saber: un sensor pequeño (formato CCD) de 16,1 megapíxeles; un estabilizador integrado; grabación de vídeo en Full HD y una óptica con un rango que va desde los 26 hasta los 130 mm (5 aumentos, pues).
Las Exilim Fashion cuentan además con un software integrado que se encargará de hacer “más divertidas nuestras noches” eligiendo los mejores parámetros para cada tipo de toma, así como algunas funciones elementales de retoque.
La cámara, en tanto que tal, no está nada mal (sobre todo teniendo en cuenta su reducidísimo tamaño), y constituye una compacta de lo más atractiva (a pesar de determinados diseños) para pasar el rato sin complicarse demasiado la vida.