Erre que erre con las compactas, Casio acaba de presentar dos nuevos miembros de la ya nutrida familia Exilim en la recién inaugurada feria de la fotografía de Photokina: la EX-ZR1000 y la EX-H50.
La primera, la EX-ZR1000, está destinada a convertirse en la abanderada de la saga Exilim, gracias a unas prestaciones que la acercan al mundo de las bridge (de hecho, a mi parecer, se trata de una bridge travestida de compacta).
Luce un sensor CMOS de 16 megapíxeles y destaca por su velocidad: se enciende en un plis, enfoca en 0,26 segundos y es capaz de capturar 30 fotogramas por segundo gracias a su procesador Exilim Engine HS versión 3.0.
Pero ojo, porque la EX-ZR1000 es capaz de disparar en formato RAW y dispone de controles absolutamente manuales, lo que la convierten en una compacta de lo más apetecible para iniciarse en la fotografía de veras.
Por lo demás, dispone de una pantalla abatible especialmente indicada para hacernos autorretratos, un objetivo (integrado, sí) de 12,5 aumentos, grabación de vídeo en Full HD, un enfoque avanzado capaz de seguir a los objetos en movimiento y un modo de disparo, denominado “all in focus”, que permite mezclar una fotografía macro con una mayor profundidad de campo (muy interesante).
La otra, la EX-H50, se queda en los 16 megapíxeles y la grabación de vídeo en HD (nada de Full), aunque ofrece una interesante focal integrada que cubre desde los 25 milímetros hasta los nada despreciables 600.
Ambos modelos vienen equipados con un pequeño grip para facilitar el agarre de la cámara, y la EX-ZR1000 posee un diseño especialmente ideado para sujetar la cámara en vertical (muy apropiado para realizar retratos).
De esta manera, Casio aporta su singular granito de arena para amalgamar, confundir, engrosar y desquiciar aún más el ya de por sí desmadrado mercado de la fotografía digital.