Con este post comenzamos con una serie que pretende eliminar las telarañas de tu imaginación (recuerda que las fotos se hacen con la cabeza, no con la cámara). Pequeños consejos y trucos para abrirnos a nuevas posibilidades que potencien la creatividad de nuestro trabajo.
Hoy, para empezar, un truco bien sencillo: salir a la calle con una sola focal y que ésta sea fija.
Sí, ya sé que parece una tontería cuando nos hemos dejado todo el dinero que no tenemos en hacernos con objetivos que cubran todos los rangos focales y además nos hemos pertrechado con una gran mochila para llevar siempre con nosotros nuestro equipo; pero a veces, más es menos (y viceversa).
Llevar una sola focal y que ésta sea fija puede restringir perspectivas o puede imposibilitar el acceso a determinados objetos; pero precisamente por eso nos va a obligar a afilar la imaginación.
Piensa, por ejemplo, que algunos grandes artistas, como Garry Winogrand, salían a la calle sólo con una focal de este tipo, y que el resto venía dado por el talento y la paciencia.
En primer lugar, el hecho de trabajar únicamente con un objetivo fijo (sin zoom, para que nos entendamos) nos va a obligar a que seamos nosotros los que nos movamos, lo que es indispensable dispongamos de un equipo pobre o rico. Recuerda que la inmensa mayoría de las focales funcionan de forma óptima a determinadas distancias, y que abusar del zoom empobrece los resultados.
En segundo lugar, una focal fija nos obliga a emplear siempre una mirada concreta sobre la realidad. No podremos hacer grandes angulares (a no ser que nuestra focal fija sea efectivamente un gran angular) o perspectivas realistas (en el caso de que no estemos disparando con un 50mm), por lo que todos los efectos de dramatización u objetivación tendremos que lograrlos adoptando nosotros mismos la perspectiva.
En tercero, la focal fija nos exige que seleccionemos bien los encuadres y que, en consecuencia, afinemos bien la mirada. Me explico: si queremos hacer un retrato tendremos que sacrificar en ocasiones elementos del retratado (porque no cabe), lo que nos obliga a saber qué es lo más importante dentro del retratado. Del mismo modo, si queremos hacer una foto de paisaje con un 50mm (algo completamente desaconsejado) tendremos que seleccionar la parte más significativa de éste.
Aunque, por supuesto, no todo van a ser limitaciones de orden técnico: emplear una sola focal fija nos va a ahorrar mucho tiempo (no podemos cambiar de objetivo) y nos va a dar mucha velocidad; y, sobre todo, nos va a hacer comprender a la perfección cómo funciona el objetivo en cuestión y qué es lo que echamos de menos de las otras focales de las que disponemos.