Que las cámaras sin espejo han terminado abriéndose paso en el mercado digital es ya un hecho. A los primeros modelos llenos de dudas y medias tintas han terminado sucediendo opciones más que atractivas que hacen pensar en un futuro con pocas réflex y muchas compactas hipervitaminadas.
La siguiente en ponerse las pilas de cara a la nueva generación de cámaras sin espejo ha sido Nikon, tan reacia al principio a trabajar con el nuevo sistema.
Así, a la Nikon 1 V1 sustituirá en un plazo aún no determinado la Nikon 1 V2 (lógicamente), que repite muchos de los detalles que todos conocemos de su prima pero que presenta dos importantes novedades.
En primer lugar, pasa de lucir 10 megapíxeles a nutrirse de 14, lo que sin duda atraerá a los que se aplican aquello de “burro grande ande o no ande”; aunque no se trata de esta novedad la que, en mi opinión, hace aún más atractiva la sin espejo de Nikon.
Lo realmente interesante de esta renovación en ciernes de la Nikon 1 es la mejora de la velocidad de disparo de la sin espejo. Porque ojo: es capaz de capturar 60 fotogramas en un segundo sin perder ni un píxel de resolución, lo que es una auténtica burrada.
Y además, es capaz de captar 15 empleando a la vez el enfoque continuo. Una auténtica delicia al alcance de muy pocas cámaras réflex.
Todo esto es posible gracias al nuevo procesador Expeed 3A, que tiene el mérito de ser capaz de trabajar con una resolución mayor a la que ostentaba la Nikon 1 V1 sin resentirse en absoluto.
Por lo demás, la V2 calca a la V1; aunque (eso sí) ahora trae un flash integrado que podemos sustituir por uno de zapata caliente que también acaba de ser presentado.
En lo que se refiere a plazos de presentación, distribución y precios, tendremos que esperar nuevas noticias.