Nikon ha vuelto a hacer los deberes y acaba de presentar el aspecto y las características de su cámara réflex de gama baja: la Nikon D5200, dotándola de tecnologías que la acercan a la gama media y manteniendo el diseño de su predecesora, la D5100.
Para empezar, el sensor, que conserva su formato CMOS, salta de los 16 a los 24 megapíxeles, lo que hará que estemos muy atentos a su comportamiento con sensibilidades altas y situaciones oscuras (recuerden: a más densidad de píxeles por milímetro cuadrado, más posibilidades de generar ruido).
Más reseñable nos parece la introducción en el modelo del procesador Expeed 3, que multiplica la velocidad de disparo hasta los cinco fotogramas por segundo y agiliza el comportamiento de la cámara en todas sus facetas.
También destacan la implementación de un nuevo sistema de enfoque compuesto por 39 puntos y la inclusión de una serie de escenas prefijadas que actúan automáticamente en función de las condiciones lumínicas y cromáticas ante las que nos encontremos (habrá que ver cómo funciona el invento).
Eso sí, la Nikon D5200 hereda el diseño, la sensibilidad ISO y las funciones de vídeo de su madre (eso sí, incorporando un micrófono externo estéreo), aunque renovando el aspecto de la interfaz de los menús y permitiendo añadirle un adaptador inalámbrico para poder controlarla desde dispositivos móviles.
Aunque aún no se conocen ni la fecha de lanzamiento ni su precio, nos imaginamos que éste rondará los 400-500€, como la D5100.
En definitiva: Nikon realiza con la D5200 una muy digna actualización de su cámara réflex de iniciación, probablemente para competir con los cada vez más apetecibles modelos sin espejo y para que su eterna competidora (Canon, por supuesto) corra a ponerse rápidamente las pilas.