La idea fue de la propia fotorreportera Lalage Snow, quien pidió al Ministerio de Defensa del Reino Unido que le permitiesen acompañar a los soldados destinados a la guerra de Afganistán para captar el horror in situ.
Sin embargo, una vez volvió a Gran Bretaña con todo aquel material gráfico (películas y fotografías) cambió diametralmente la perspectiva de su proyecto. A medida que se fue encontrando con algunos soldados repatriados se dio cuenta de que la historia que estaba contando no finalizaba en Afganistán, sino que continuaba en Europa.
Así, no pudo evitar advertir en los rostros de los soldados que habían sobrevivido a la barbarie un cambio sustancial, un envejecimiento prematuro, una pérdida de vitalidad que quiso retratar para hacer un retrato integral del horror.
La exposición “We Are Not Dead” consiste en una serie de retratos en la que se muestra el rostro de los soldados antes, durante y después del conflicto. De este modo, pretende subrayar a través de la gestualidad y la expresividad de las caras de los combatientes cómo la guerra va mucho más allá de su desarrollo temporal y material.
Lalage Snow hace acompañar además cada serie de retratos por frases de los propios soldados, en las que expresan su miedo y su desconcierto durante el conflicto y tras él.
Cuentan que en principio nadie quiso hacerse cargo de la publicación de las imágenes de Snow al considerarlas excesivamente tristes; sin embargo, al final han sido expuestas en la Herbert Art Gallery de Coventry (Reino Unido) para escarnio de las buenas maneras.
Por otra parte, Lalage Snow prepara para este próximo año la publicación de un documental sobre las mujeres afganas y el terror en el que viven sumidas desde hace décadas.