Comprarse una buena impresora para trabajar en casa es un despilfarro. Así de sencillo. Siempre saldrá más barato encargar copias en una buena imprenta o incluso encargarlas por internet a través de servicios como el implementado en iPhoto o el ya célebre quiosco virtual de Hoffman.
Ahora bien, si lo único que queremos es regalar copias impresas de nuestro trabajo a la familia y amigos o realizar pruebas de impresión en casa para ver qué aspecto tiene nuestra producción antes de llevarla a imprenta, estas Navidades pueden ser un muy buen momento para pedirle a los Reyes Magos una impresora.
Evidentemente, en el mercado podemos encontrarnos con miles de modelos, con escáner implementado, que imprimen por chorro o por láser, con sólo un par de recambios o con media docena, que trabajan sólo con A4 o que trabajan con A3.
Como lo que queremos es hacer cosas no demasiado ostentosas, lo mejor es tirar por una A4. Las impresiones de gran formato cuestan un dineral, por no hablar de sus recambios (papel y tinta). Y siempre que nuestro bolsillo lo permita, es preferible optar por una de inyección de tinta, que va a dar unos resultados más uniformes.
Como vimos recientemente, las Canon son las impresoras que se han llevado la palma este año, tanto por resultados como por eficiencia energética, así que los modelos PIXMA siguen constituyendo la opción más recomendable.
Ahora bien, para gustos, colores, y este año han sido muy alabadas la EPSON R3000 y la HP Photosmart 7520.
La primera porque utiliza hasta nueve cartuchos diferentes de tinta capaces de registrar hasta los tonos más esquivos; la segunda por su versatilidad para trabajar con diferentes formatos (cómics, por ejemplo) y su conectividad.
Así pues, ya tenéis tres modelos que barajar, aunque teniendo siempre muy presente que los recambios son carísimos, y que si vamos a trabajar al por mayor es preferible tirar de una imprenta que sea seria (que nos enseñe las pruebas de color o que nos ceda sus perfiles de impresión).