Los Reyes están cerca. Ya huele a chimenea, hiela por las mañanas y la cartera palpita ansiando vaciarse sobre el mostrador de una tienda cualquiera; y los fotógrafos amateur, en ciernes o profesionales miramos una y otra vez las últimas novedades en fotografía para terminar de hipotecarnos de por vida.
Con este post intentaremos poner un poco de cordura en el asunto señalando los límites que debemos considerar antes de que nos arrepintamos por una compra desafortunada.
En primer lugar: si ya tienes una buena cámara y ésta funciona adecuadamente, olvídate de los nuevos modelos. Aunque Nikon, Canon, Sony o equis hayan presentado cámaras más que apetecibles, piensa que, en lo esencial, siguen siendo las mismas cámaras de siempre. No vas a mejorar ostensiblemente la calidad de tu trabajo por hacerte con una cámara nueva.
Eso sí, considera la posibilidad de mejorar lo que ya tienes comprándote objetivos (que sean compatibles con modelos superiores), flashes o trípodes.
Ahora bien: si has tenido la fortuna de abrirte paso en el mundo de la fotografía profesional y necesitas un modelo más potente, olvídate de medias tintas y tira por una Full Frame considerando, por un lado, la que ha sido considerada como mejor cámara del año (la Canon EOS 5D Mark III), y, por otro, la absoluta solvencia de la competencia (Nikon).
Pero si lo único que necesitas es inmortalizar momentos más o menos afortunados, sin reparar en controles manuales o archivos RAW, no pierdas el tiempo con cámaras que exigen más que el mero disparo automático: tira sin dudar por una compacta, una bridge (siempre y cuando quieras aprender a disparar en manual) o por un Smartphone, irás más que servido.
Es decir: evita en la medida de lo posible comprar algo que te queda grande. Terminarás aprendiendo a destiempo, cayendo en el desaliento y vendiendo tu preciada cámara por una cifra muy inferior al de su coste.
Aunque si prefieres arriesgar y apostar de una forma meridianamente seria por la fotografía (porque te han dicho que “tienes ojo”), empieza por una réflex de gama media-baja o experimenta con las nuevas micro cuatro tercios. Sitúa un límite de compra en torno a los 1000€ y olvídate de la gama alta, que llegará en forma de exigencia cuando tu ojo lo considere oportuno.
Y por último: si trabajas como directivo de una entidad bancaria y te sobra el dinero, recibe mi enhorabuena y piensa en Leica (siempre en Leica).
Como veis, no he hablado de modelos concretos (casi) ni de marcas (casi). No se trata de eso, sino más bien de recordar que la cámara no hace al fotógrafo y de poner un poco de cordura en nuestro bolsillo: que después viene enero.