Cuando se habla de fotoperiodismo español, siempre se habla del gran Enrique Meneses, por lo que hoy, día de su fallecimiento en Madrid a la edad de 83 años, es un día elemental para la historia de nuestro periodismo y de nuestra fotografía.
Nació en Madrid y estudió Derecho, aunque con el paso de los años, y seguramente asombrado por lo que estaba sucediendo a su alrededor (una guerra civil y una guerra mundial), terminó decantándose por el periodismo y la fotografía.
Meneses vivió a salto de mata toda su vida. Se exilió en Francia para al poco tiempo volver a España, se recorrió cuatro continentes y fue espectador y testigo implacable de algunos de los hechos más relevantes de nuestra historia contemporánea, como el asesinato de John F. Kennedy, la muerte de Manolete e incontables guerras.
Aunque su trabajo más destacado sea, probablemente, el que realizó infiltrado en la isla de Cuba cuando Fidel Castro hizo triunfar la revolución comunista en 1956.
Convivió durante cuatro meses con el dictador y realizó algunas de las tomas más representativas de nuestro tiempo, cuyos negativos consiguió trasladar fuera de la isla en el forro de las enaguas de una cubana.
Además de trabajar para grandes firmas extranjeras, fue habitual de las españolas Blanco y negro, Playboy (en su edición española, obviamente) o la división española de Fotopress. Además trabajó en TVE al frente de programas como A toda plana o Los reporteros.
Problemas pulmonares lo mantuvieron alejado de los grandes conflictos durante los últimos años de su vida, sin embargo siguió publicando sus trabajos y sus escritos en las redes sociales, donde era seguido sin descanso por miles de personas.
Con la muerte de Enrique Meneses se nos va gran parte de la memoria de nuestro tiempo, a pesar de que nos deje miles de imágenes que atestiguan que su mirada, objetiva, limpia e imparcial, siempre estuvo donde debía.
Descanse en paz.