BenQ es una marca taiwanesa que lo mismo te fabrica un ratón que te ofrece un monitor. Y si bien es cierto que jamás ha sido una firma señera en ninguno de los infinitos palos tecnológicos que toca, también lo es que sus productos son fiables y mantienen una buena relación calidad precio.
Un buen ejemplo de esto es su nueva cámara bridge BenQ GH800, a la que poco le falta para ser una réflex si no consideramos el tamaño de su sensor (ostensiblemente más pequeño, aunque CMOS) y su objetivo, obviamente no intercambiable.
Por lo demás, se trata de un modelo de gama media que nada tiene que envidiar a otras cámaras más caras (sale por sólo 300€) fabricadas por las marcas más relevantes.
Para empezar, los taiwaneses pretenden que la bridge te entre por los ojos con dos datos incontestables: su sensor es capaz de albergar 18 megapíxeles y su objetivo parte de los 22.5 milímetros para luego multiplicarse por 35 (aumentos).
Aunque nos tememos que el ya mencionado tamaño de su sensor no da para considerar sus resultados como “profesionales” (tal como reza la página oficial de la compañía), posee muchas virtudes que la colocan a la altura de cualquier sin-espejo de gama media (y si me apuran, alta).
Su focal está compuesta por elementos de baja dispersión y lentes asféricas, y es capaz de enfocar en su función macro desde un centímetro de distancia. Dispone además de una pantalla abatible de tres pulgadas y un dial, al estilo de las réflex, que nos permite utilizar los diversos modos de disparo.
Por supuesto (si no, no sería una cámara bridge) permite disparar en distintos modos manuales (prioridad en la apertura, la velocidad o completamente manual), además de poner a disposición del usuario diferentes modos automáticos y filtros, como el lomográfico, el panorámico o el ojo de pez.
Por último, graba vídeo en Full HD a 30 fotogramas por segundo, incorpora un visor electrónico y sale a la venta este mismo mes de febrero.