La vieja guerra por los megapíxeles está alcanzando unas cotas verdaderamente traumáticas. Que un camarón como la Canon EOS 7D vaya más que servida con sus 18 megapíxeles debería servir como toque de atención para aquéllos que eligen su futura cámara en función de su resolución.
Porque ¿cómo es posible que la nueva Casio Exilim ZS30 luzca 20,1 en un sensor CCD (esto es: mucho más pequeño que el de la 7D)? Y lo que es más relevante: ¿para qué sirven tantos megapíxeles?
Las cámaras con más megapíxeles de las que tenemos noticias son las que emplean los centros espaciales para hacer fotografías del espacio o de la Tierra. Es decir: se trata de alcanzar la mayor resolución posible cuando tiene sentido; pero, ¿tiene sentido en una cámara utilitaria con un sensor tan pequeño? ¿No merece más la pena fijarse en otros factores como la velocidad de obturación, el formato de almacenamiento o las configuraciones manuales? Sin duda: sí.
Pero bueno, para aquéllos a los que les hace ilusión ampliar sus fotografías para imprimir carteles con mucho ruido (prensar tanto megapíxel en una superficie tan pequeña se traduce en ruido), Casio ha tirado la casa por la ventana con esta EX-ZS30, que además ofrece un objetivo integrado que parte de los 26mm para sumar luego seis aumentos, un diseño simplista con botones elementales para disparar, revisar y borrar imágenes (para principiantes, dicen); y varias funciones automáticas de disparo que van desde el Premium Auto (la mejor foto posible en unas condiciones dadas) hasta los filtros “creativos”.
Junto a esta cámara de megapíxeles hipertrofiados, Casio ha presentado otros dos modelos, el EX-N5 y el EX-N50, que se diferencian sólo de la primera en su diseño (muy mono, la verdad) y en que se conforman con 16 megapíxeles cada una.
La segunda de ellas, la N50, pertenece además a la serie Fashion de Casio, que apuesta por superficies de apariencia un tanto arriesgada.