La breve pero intensa carrera de Herb Ritts hace de éste uno de los fotógrafos más relevantes de las últimas décadas del siglo pasado. Su estilo depurado, limpio y estilizado marcó un hito dentro de la historia de la imagen, y terminó llevando al mundo de los vídeos musicales el blanco y negro de la fotografía.
Nació en Los Ángeles en 1952, estudió económicas, y pasó la mayor parte de su adolescencia y su juventud trabajando en la tienda de muebles de sus padres. Sin embargo, su pasión por la fotografía lo llevó a estudiar sus rudimentos en una escuela nocturna, dedicándose por entero a ésta a partir de finales de los años 70.
Ante todo, Herb Ritts fue un gran retratista de famosos, entre los que destacan actores y políticos como Madonna, Cindy Crawford, el Dalai Lama o Richard Gere, cuyo retrato, a principios de los años 80, le dio el reconocimiento necesario para convertirse en un habitual de publicaciones señeras como Rolling Stone, Vanity Fair y Vogue.
El fotógrafo neoyorkino era un enamorado de la cultura clásica griega, y, en ocasiones, sus modelos son retratados como auténticas esculturas limpias, precisas, con pieles tersas y, en ocasiones, tamizadas gracias al empleo de materiales tales como la arena o el agua.
Su relación con diversos músicos hicieron que se interesase por el mundo de los incipientes videoclips, llegando a dirigir algunos de los más representativos de finales de los años 80, como el impresionante “Wicked Game” de Chris Isaak, que resume a la perfección el estilo visual que marca el trabajo fotográfico del gran Ritts.
El artista californiano murió cuando sólo contaba cincuenta años por una complicación respiratoria a consecuencia de una neumonía; aunque siempre se ha creído que su enfermedad estaba ligada al SIDA.