Tras la presentación de la rutilante e interesantísima Nikon D7100 (una réflex presuntamente barata con prestaciones de gama alta), la compañía nipona vuelve a renovar uno de sus modelos más solicitados, más concretamente, la cámara compacta más vendida en Europa.
Aunque la Nikon Coolpix S3500 repite la mayor parte de las prestaciones de su antecesora (la Coolpix 3300), dos novedades de altura vienen a situarla a la altura de las últimas cámaras de la competencia.
Para empezar, su sensor pasa a albergar 20 megapíxeles, una auténtica burrada para un sensor tan pequeño (CCD, para ser más concreto) que permitirá imprimir en formatos amplios y recortar sin complicaciones lo que nos apetezca (eso sí, a cambio de ser más sensible al ruido).
Y, para terminar, el factor de multiplicación de su zoom pasa del 6x al 7x; un pequeño incremento que, unido al de su resolución, justificará la renovación del viejo modelo para muchos nikonistas o fotógrafos amateur.
Por lo demás, la Coolpix S3500 se asemeja mucho a su madre: el diseño es idéntico, y podemos elegir entre ocho colores diferentes; posee un estabilizador óptico integrado VR, así como una pantalla de 2,7 pulgadas.
Viste un objetivo Nikkor que parte de un número f 3.4, graba vídeo en HD (sin Full), su zoom va desde los 4.7 hasta los 32.9mm, y sus modos de disparo incluyen hasta 18 escenas diferentes y un buen puñado de “filtros creativos” (es decir: filtros automáticos en absoluto creativos).
A diferencia de otras compactas (de gama alta, por supuesto), la nueva cámara básica de Nikon no dispone de wifi integrado, aunque es compatible con las tarjetas de memoria Eye-Fi, que nos permiten conectarnos con ordenadores y móviles para transferir datos.
Aún no conocemos ni la fecha de lanzamiento ni el precio de la nueva Coolpix, aunque es presumible que éste se acerque mucho al de la S3300.