Finalizada la feria de Sevilla, se abre la veda en toda España. Desde el pasado fin de semana y hasta el próximo mes de septiembre (mes arriba, mes abajo), nuestra geografía se verá invadida por un sinfín de festividades en las que lo rocambolesco, lo antiguo y lo nuevo se dan la mano para ofrecernos, a los que nos gusta la fotografía, un buen saco de instantáneas que nos esperan a la vuelta de cada caseta.
A continuación, unos cuantos consejos para sacarles partido y no morir en el intento:
O vas a la feria o vas a hacer fotos
Contra lo que se suele recomendar a todo aficionado a la fotografía, cuando hablamos de la feria es mejor saber diferenciar nuestra labor como feriantes de nuestra labor como fotógrafos.
Meterse en la escena a base de injerir combinados y vinos de la tierra para a continuación sacar la cámara e inmortalizar momentos más o menos desafortunados no sirve ni para obtener buenos resultados ni para prolongar la vida de nuestro equipo: el alcohol nublará nuestro juicio estético y las muchedumbres zarandearán nuestra cámara.
Así que dedica un tiempo a hacer fotos, luego guarda tu cámara y, finalmente, disfruta de la fiesta.
Emplea sólo un objetivo zoom
Llevarnos todo el equipo y pasearlo por todo el recinto implica un riesgo descomunal para nuestra salud fotográfica. Por desgracia, en este tipo de eventos abundan los amigos de lo ajeno, y resulta del todo desaconsejable andar cambiando de objetivo mientras sorteamos aludes de personas y el polvo se ceba con nuestro sagrado sensor.
En consecuencia, sacrifica tus focales fijas y tus macros para emplear únicamente un objetivo todoterreno, que te valga tanto para hacer un retrato, realizar planos generales e inmortalizar una escena que se está produciendo a varios metros de tu persona.
Aprovecha el día, pero no olvides la noche
Con las ferias llega un tiempo fabuloso lleno de contrastes: vientos, sol, chaparrones… Así que aprovecha el día para buscar reflejos, sombras y cielos llenos de nubes estilo Simpson.
Por otra parte, aprovecha las tardes para fotografiar a los más pequeños (siempre con el permiso de sus padres, no lo olvides) y sacar planos generales y escenas recurrentes.
Ahora bien, no olvides que durante la noche la feria se convierte en continuo juego de luces de diferentes colores que se mueven, palpitan y se reflejan contra las caras. Así que tira de ISO sin miedo, reduce la velocidad de obturación y aprovecha para sacar estelas de colores.
Prueba con los tópicos, pero sé creativo
Toda feria está llena de tópicos: los vestidos de gitana, los bailes de volantes, los vendedores ambulantes, los grupos numerosos, las caras de asombro y los caballos. Has visto todos estos elementos una y mil veces en posters, postales y wallpapers, y nunca está de más ver cómo eres capaz de hacerlo tú mismo; pero no dejes a un lado tu creatividad. Busca la manera de arrojar tu propia mirada sobre la feria inventándote perspectivas, atendiendo a situaciones poco usuales.
Por último: cuidado con tus amigos
El mayor peligro para un fotógrafo que va a la feria se encuentra en sus amistades. En el momento en el que tus amigos adviertan que llevas una cámara en condiciones te pedirán sin descanso que se la dejes o que los retrates una y otra vez.
Así que nos remitimos al primer consejo: diferencia tu labor como feriante de tu labor como fotógrafo.