Aunque Eggleston haya sido presentado en multitud de ocasiones como el pionero en el uso del color en la fotografía, esto no es del todo cierto. Sí es verdad que fue el responsable de la popularización del uso del color en la fotografía contemporánea, pero no fue en absoluto el primero que se atrevió a romper con el clásico blanco y negro.
Así, 30 años antes, una chica nacida en Inglaterra que se hizo llamar Yevonde Middleton, realizó la primera incursión sistemática en el color a partir de un estilo surrealista que determinó gran parte de la fotografía que estaba por venir.
Yevonde Cumbers Middleton procedía de una rica familia inglesa y estudió en los mejores colegios de Gran Bretaña, Francia y Holanda. Pronto se sintió atraída por los primeros movimientos feministas, y consideró incluso la posibilidad de meterse en el mundo de la política para defender el sufragismo (defensa de la mujer y sus derechos sociales y electorales); sin embargo, decidió que no estaba hecha para ese mundo.
Tras trabajar como aprendiz del fotógrafo Lallie Charles se compró una cámara y montó un estudio propio, que se puso de moda gracias a sus contactos con algunos de los personajes más relevantes de la época, como Charles Chaplin.
A principios de los años 30 descubrió una nueva técnica de revelado en color llamada Vivex y quedó fascinada por los resultados. Desde ese momento se dedicó a indagar en la fotografía en color hasta la desaparición de la marca que desarrolló la técnica, no teniendo otro remedio que volver al blanco y negro.
Fue una de las principales fotógrafas de la incipiente Vogue y la fotografía de moda de la época, y desarrolló un estilo a medio camino entre el pictoralismo y el surrealismo de Man Ray, del que fue una ferviente admiradora.
Su obra se caracteriza por la experimentación (yuxtaposición de objetos y collages, solarizaciones…) y por el humor. Sus fotografías más célebres corresponden a mujeres de la alta sociedad captadas con elementos mitológicos y una estética muy cercana al Art Nouveau de Alphonse Mucha.