Un inciso: la fotografía de interiores no supone un desprecio de los exteriores. Es más, lo más probable es que cuando nos encarguen la fotografía de un edificio o una casa nos pidan también fotografías de la fachada o el entorno. Así que empecemos con los exteriores.
Los exteriores
Nos las pidan al principio o al final de la sesión, estas fotografías supondrán prácticamente una fiesta para nosotros. Al fin no tendremos que trabajar con luces tenues o insuficientes, al fin podremos desembarazarnos de los grandes angulares y al fin estaremos seguros de que estamos haciendo lo correcto.
Sin embargo, no está de más recordar que de lo que se trata no es de sacar una foto bonita, sino de vender una casa, de hacerla atractiva. Así que debemos tener especial cuidado con los objetos indeseados que aparecen en la escena (un coche, una bolsa de basura, un jardinero o nuestra propia mochila) y la perspectiva que adoptemos al tomar las fotos: hay que evitar en todo momento las deformaciones del edificio y atenernos siempre (esto es elemental en toda fotografía de interiores o arquitectura) a las líneas rectas.
Los tipos de plano
Vamos a trabajar esencialmente con tres tipos de plano: los generales, con los que mostraremos una estancia o un nivel del edificio entero; los medios, con los que manejaremos conjuntos grandes (una pared, media habitación, una composición con diversos elementos…); y los cortos (detalles resaltables, como una estantería, una silla, etcétera).
En todos y cada uno de ellos debemos atender a la simplicidad, la limpieza, el orden y las líneas. Un fotógrafo de interiores debe asemejarse antes a un arquitecto o un delineante que a un artista rococó.
Siempre es aconsejable empezar con lo general para luego ir atendiendo a lo mediano y a lo pequeño, ya que un vistazo que considere lo global nos irá dando pistas acerca de qué es lo más interesante de la casa o el edificio.
La luz
Siempre es aconsejable concertar la cita con el dueño del inmueble a una hora en la que la luz sea potente. Cuanta más luz haya en el interior de la casa, más fácil será nuestro trabajo, ya que más cortos serán los tiempos de exposición y menos peligro correremos de que las fotos nos salgan movidas.
Eso sí: la fotografía de interiores debe partir siempre de la luz natural a no ser que no haya otro remedio (sitios sin ventanas, como los teatros o los cines). La luz artificial crea colores diferentes y puede hacer más dura la foto.
Y además: de lo que se trata es de mostrar un sitio tal y como es, no de generar un nuevo espacio con sombras y tonos que no se corresponden con la realidad.
Por lo tanto, y aun siendo repetitivo: emplea siempre el trípode en los interiores. Es más que probable que nos encontremos con habitaciones perfectamente iluminadas, pero disparar a 100 de ISO o controlar las líneas de la escena gracias a la retícula del visor nos facilitará enormemente nuestro trabajo.