Tras plantearse incluso su cierre y remodelar por completo su modelo de negocio, Olympus acaba de anunciar que abandona la producción de cámaras compactas baratas. Más concretamente la de la serie V dentro de su gama Stylus.
Al igual que Canon, la compañía venía registrando desde hacía ya demasiados meses una preocupante caída en las ventas de este tipo de cámaras económicas, que antiguamente ocupaban uno de los lugares más destacados dentro del mundo del negocio de la fotografía digital gracias a su rentabilidad (coste de producción muy bajo y ventas masivas).
Esto no implica, sin embargo, que la firma japonesa piense dejar de producir cámaras compactas, sólo que se dedicará de forma exhaustiva a diseñar y vender compactas de gama alta y sin espejo, que sí gozan de una envidiable salud comercial y comienzan a comerle espacio a las réflex más baratas (por no hablar de las bridge).
¿La razón? Muy sencillo: desde que la fotografía móvil se ha convertido en el gran fenómeno digital de la última década, las compactas más elementales han empezado a dejar de venderse. Algo del todo lógico si consideramos que un smartphone cualquiera ofrece las mismas prestaciones y además te permite ahorrarte dinero y espacio (un iPhone o un Galaxy implica tener tanto un móvil como una cámara en una suerte de extraño dos por uno).
Por otra parte, las cámaras de los móviles ofrecen una ventaja considerable sobre las compactas más elementales: podemos “bajarnos” de internet cientos de aplicaciones para tunear los resultados y además podemos compartir nuestras fotografías en todo tipo de foros y páginas.
En esta ocasión, parece que es Olympus la que se va a encargar de abanderar un movimiento mercantil que se terminará extendiendo al resto de fabricantes: la desaparición de las compactas de iniciación y la inversión en compactas de gama alta (con y sin espejo).