Si Canon y Nikon se llevan la mayor parte del mercado de las cámaras réflex, Pentax, lejos de desalentarse, se saca de la manga unos diseños y unas prestaciones que buscan otro tipo de fotógrafo, lo que la convierten en una de las marcas más interesantes que existe.
Un ejemplo de esta imaginación para ofrecer modelos pocos comunes es esta réflex Pentax K-50, renovación mayor de la clásica K-30 que llamará la atención de cualquier aficionado o profesional.
La resistencia como reclamo
Si creías que para tirar para el monte necesitabas una Go Pro o una compacta con forma de zapato estás muy equivocado. La K-50 está especialmente ideada para que nos encaramemos al pico más alto sin que temamos por la salud de nuestra réflex.
Aun tratándose de un modelo de gama media, su resistencia es superlativa: está fabricada con una aleación de magnesio sellada en 81 puntos distintos, lo que garantiza su buen comportamiento ante el polvo, el agua y las temperaturas extremas.
Además, su diseño levemente oblongo (y en 120 combinaciones de colores distintas) facilita su transporte y su sujeción.
Especificaciones por encima de la media
Y si asimismo tenemos en cuenta que su precio andará por los 700€, no podemos sino congratularnos por tener en el mercado una réflex tan completa al alcance de prácticamente todos.
Así, trabaja con un sensor CMOS tamaño APS-C de 16,3 megapíxeles, dispone de un nuevo y potente procesador denominado Prime M, y ofrece una sensibilidad de hasta 51.200 ISO.
Su sistema de enfoque está compuesto por 11 puntos (9 de ellos en cruz) y es capaz de disparar en ráfaga a 6 frames por segundo (lo que una 7D, por ejemplo).
Por último, graba vídeo en Full HD, dispone de un visor con cobertura del 100% y una pantalla trasera de 3 pulgadas con 921.000 puntos de resolución.