Durante sus primeros años de existencia las cámaras sin espejo se han visto lastradas por un hándicap incontestable: el reducido tamaño de su sensor. Pero todos sabíamos que sólo era cuestión de tiempo que la tecnología fuese capaz de trasladar un sensor de mayor tamaño a un cuerpo reducido gracias a la fabricación de elementos cada vez más pequeños.
Pues bien. El momento ha llegado y las cámaras sin espejo ya pueden hablarle de tú a tú a las cámaras réflex semi-profesionales, a las que montan sensores de tamaño APS-C.
Como muestra, esta nueva Sony NEX-5T, que destaca por encima de todo por la calidad de su sensor APS-C Exmor CMOS de 16 megapíxeles y su tamaño, casi de bolsillo.
Por lo demás, se subraya su conectividad con los dispositivos móviles gracias a las tecnologías WIFI y NFC, que posibilitan controlar la cámara desde el teléfono o descargarnos aplicaciones de internet para corregir las aberraciones de lente o disponer de nuevos filtros creativos (ojo, que algunos son de pago).
Su sistema de autofoco funciona por contraste, y graba vídeo en Full HD en formato MPEG-4 a un máximo de 50p. Además ofrece un buen número de modos de disparo automático y permite disparar en modo manual en formato RAW.
Su disparo en ráfaga alcanza la nada despreciable cifra de 10 fotos por segundo, y donde tal vez se muestre un poco más fuerte que las cámaras réflex de gama baja es en la sensibilidad, que puede alcanzar una velocidad de 25.600 ISO.
Por último, la nueva NEX-5T dispone de una pantalla trasera abatible (180 grados) que facilita ostensiblemente la grabación y la fotografía de escenas incómodas.
En definitiva: una sin espejo de veras que se venderá como churros y que constituye una muy buena alternativa para los que consideran que las réflex de gama media-baja son demasiado grandes.