Nacido en Londres en el año 1935, Don McCullin es, a día de hoy, el fotorreportero británico más importante de todos los tiempos.
Empezó a trabajar en el mundo de la fotografía en pleno conflicto bélico, cuando se alistó en la fuerzas de la RAF (las fuerzas aéreas británicas) para fotografiar la crisis del Canal de Suez en 1956. Pero al no aprobar el examen teórico necesario para desempeñar funciones de fotorreportero, no tuvo otro remedio que contentarse con un puesto como asistente en el cuarto oscuro revelando fotografías.
Sin embargo, tras realizar fotos para el periódico The Observer, empezó a crecer como profesional hasta convertirse en uno de los fotorreporteros más relevantes de los años 60, 70 y 80.
Así, destacan sus trabajos sobre la guerra y la hambruna en Biafra, las víctimas de la epidemia de SIDA en África o su cobertura del conflicto de Vietnam; aunque también la vertiente más amable de su arte, como sus fotografías del Maryon Park, que fueron empleadas por Antonioni como base para narrar las desventuras de un fotógrafo en la inmensa Blowup.
Mantuvo una relación tensa con el gobierno de Magaret Thatcher, y publicó la mayor parte de su trabajo en libros temáticos, como Los Palestinos, Beirut: una ciudad en crisis o Don McCullin en África.
El fotoperiodista británico se ha llevado además todos los premios habidos y por haber, como el World Press Photo por su cobertura de la guerra de Chipre (1964), el Warsaw Gold Medal (1964) o la medalla de la Royal Photographic Society (1977).
Durante estos últimos años, McCullin ha abandonado la fotografía de guerra (lógico, si consideramos que tiene cerca de 80 años) para centrarse en el retrato y el paisajismo mientras disfruta de su familia gracias a su legendaria cámara Nikon, que se llevó una bala que iba destinada a su persona.