Un poco de historia: la relevancia de las cámaras Leica en la historia de la fotografía no se debe únicamente a su incuestionable calidad, sino sobre todo a que fue la marca que introdujo el formato 35mm en el mundo de la imagen de consumo.
La firma alemana, fundada en 1913, no pretendía en realidad fabricar cámaras, únicamente lentes. Sin embargo, para probar duchas lentes no tuvo otro remedio que fabricar también cuerpos, lo que la llevó a sacar en 1923 una serie de 31 prototipos que triunfaron gracias a la pericia de Oskar Barnack para conseguir un modelo preciso, fiable y manejable.
A partir de los años 40, los más importantes fotógrafos de la historia sacaron todo el provecho posible al invento de Barnack, haciendo de la marca una especie de estándar dentro de la fotografía periodística y documental profesional.
Hoy en día todo el mundo sueña con tener una Leica, pero su precio hace que nos contentemos con cámaras muy inferiores que sí están al alcance del bolsillo de la mayoría de los mortales.
Pues bien, la casa de subastas Westlicht acaba de vender uno de sus modelos más emblemáticos (el M3 Chrom, fabricado en 1960) por más de un millón de dólares. El comprador, por supuesto, ha permanecido en el anonimato, y dudamos mucho que vaya a sacar de su vitrina la cámara un millón de la firma alemana.
Por otra parte, la casa de subastas también vendió el modelo número 500.000 de Leica por la friolera de 360.000 euros, además del modelo C Luxus por 504.000.
Lo más curioso es que, a pesar de todos los años transcurridos desde la fabricación de estas cámaras fabulosas, Leica sigue ofreciendo unas prestaciones y un diseño muy similar en sus actuales modelos, demostrando que a veces la tecnología no tiene nada que aportar a lo que ya es, de por sí, perfecto.