Qué cruel es el mundo de la fotografía de animales. Si captas cómo un león devora una gacela te dan un premio y te sacan en National Geographic; si fotografías a tu perro te llaman pesado. Parece que la calidad de la foto es directamente proporcional a la extrañeza del animal y la distancia a la que se encuentra el entorno que habita.
Pero hay casos poco comunes en los que lo cercano y lo exótico se alían para servirnos un plato gráfico poco usual, como el que lleva preparando desde hace unos meses el fotógrafo noruego Torgeir Berge.
Cuenta que paseaba a su perro Tinni por un bosque del precioso país nórdico cuando se tropezaron con un zorro salvaje. Curiosamente, en lugar de huir, éste comenzó a jugar con su perro, estableciendo poco a poco una amistad que muestra la afinidad entre las dos especies.
Desde entonces, Tinni y Sniffer (así se llama el zorro) se han convertido en la extraña pareja nórdica y comparten juegos, descansos y (lo más curioso) gestos. Torgeir Berge ha asistido semana tras semana a un curioso milagro: Sniffer ha asumido los comportamientos de Tinni con una facilidad pasmosa, hasta el punto de emplear el mismo lenguaje a la hora de jugar.
Como no podía ser de otra manera, el fotógrafo nórdico está retratando esta extraña amistad con un aluvión de fotos que cada poco va subiendo a su página de Facebook, y con la que pretende sacar el año que viene un libro de fotografías.
La relación entre el perro y el zorro ha terminado trascendiendo el mero experimento visual, y Berge piensa dedicar gran parte de los beneficios obtenidos con la venta del libro a la lucha contra el comercio de pieles de animales en Noruega.