En ocasiones no es necesario volcarse sobre un fotógrafo muerto o de renombre para rendirse a su trabajo y, de paso, aprovechar para aprender una técnica fotográfica. Como bien sabréis, fotógrafos buenos los hay a patadas, y sólo hay que echarle un poco de tiempo para dar con uno que despierte nuestro interés.
David A. Evans, el ingeniero de paisajes marcianos
Poco o nada sabemos del bueno de David A. Evans, salvo que hace unas fotos magníficas y tremendamente personales a pesar de que basa la mayor parte de su trabajo en el empleo de una técnica muy de moda entre los fotógrafos aficionados: la fotografía nocturna de larga exposición. Probablemente sea norteamericano, a lo mejor es cierto lo que publica en su Flickr y es físico; lo que es seguro es que se dedica a viajar a través de Centroamérica buscando cementerios de coches para plantar ante ellos su trípode y generar unos paisajes marcianos en los que integra los desechos con el cielo y la naturaleza.
Armado con una Nikon D800E, lo primero que llama la atención del trabajo de Evans es su ojo para encontrar el encuadre preciso en el que confluyen una serie de elementos que terminan dando lugar a un entorno onírico y devastado. El empleo sistemático de un gran angular exagera las proporciones y llena cada imagen de una sensación de grandiosidad que llega a abrumar. Los elementos en primer plano ayudan a pronunciar la profundidad de campo, mientras que un elaboradísimo procesado se encarga de hacer el resto: colores saturados con claros dominantes de azules y rojos, ausencia absoluta de ruido y un enfoque preciso que dibuja hasta el detalle los pormenores de cada elemento de la escena.
Jugando a ser David A. Evans
Vaya por delante que el mérito del trabajo de David A. Evans no se encuentra en el empleo extraordinario de una técnica fotográfica. El fotógrafo (probablemente) americano posee un estilo definido que parte de un muy buen ojo y una obsesión: los cementerios de coches. Ahora bien, si quieres saber cómo aplicar esta técnica a tus propias obsesiones, aquí van unos breves consejos para conseguir buenos resultados con la fotografía nocturna de larga exposición:
- Encomiéndate a tu trípode: en este tipo de fotografía, sin trípode no eres nadie. No hay pulso humano capaz de evitar cualquier clase de movimiento o trepidación durante un lapso de más de un segundo. Así que asegúrate de ajustarlo bien y de bloquear el espejo (en el caso de que emplees una réflex) de tu cámara para que nada haga vibrar el enfoque.
- Los ajustes de disparo: para conseguir una exposición larga tendremos que forzar los ajustes de disparo para que el sensor reciba la menor cantidad de información posible. Así, lo más recomendable es emplear una apertura de diafragma generosa (de f/8 en adelante), una velocidad ISO de 100 y, si aun así hay demasiada luz, incluso un filtro de densidad neutra, que se encargará de tapar la luz bruta que llega al sensor de nuestra cámara. Todo esto se traducirá en un tiempo de exposición largo.
- Atrévete con los startrails: si has conseguido una foto nocturna de larga exposición te encontrarás con nubes sedosas, estrellas que describen estelas contra el cielo y objetos perfectamente definidos. Ahora bien: ¿cómo se consiguen esas estelas de estrellas que giran circularmente?
Esta técnica, conocida como startrails, es prácticamente idéntica a la descrita más arriba, aunque con una salvedad: en lugar de enfocar el cielo sin más debemos buscar en él la Estrella Polar. Como todos sabréis, este astro constituye el eje sobre el que giran todas las estrellas del firmamento, por lo que, al situarla en el centro de nuestra escena, captaremos las estelas circulares que describen aquellas al rotar. Ahora bien: si para captar una escena nocturna tendremos suficiente con 3 o 4 minutos, en el caso de las escenas con startrails necesitaremos, al menos, 15.
Vía: Fubiz
Más información: 500px