En una de las entradas anteriores estuvimos dando algunos consejos para escoger un trípode y es que es un accesorio muy necesario en el mundo de la fotografía. Aunque al principio parezca que no, que nunca vamos a necesitar uno, con el paso de las semanas nos damos cuentas de que sí, necesitamos un trípode para ciertas ocasiones.
Pues bien, hoy vamos a hablar del disparador automático, que es el complemento perfecto del trípode. Es cierto que no tiene por qué ser necesario, pero es bastante útil y nos ahorrará más de un quebradero de cabeza el tener uno a nuestra disposición.
El disparador automático puede ser de dos formas, o bien va con un cable conectado a la cámara o bien funciona por infrarrojos, dependiendo del modelo que escojamos tendremos una opción o ambas. El disparador automático es muy útil para evitar la vibración que se produce cuando tocamos la cámara, además de que nos permite disparar a distancia.
Ahora bien, ¿Cuál de los dos escoger? Eso ya depende de vosotros. Es cierto que los disparadores por infrarrojos pueden parecer más cómodos por eso de no tener cable (suelen tener un radio de unos 10 metros de distancia), pero tiene inconvenientes ya que la dirección del mando debe estar orientada a la perfección para que la cámara pueda recibir la señal. Por otra parte, los disparadores con cable tienen la longitud más limitada (máximo 5 metros).
Por nuestra parte os recomendamos que os hagáis con un disparador automático, os será muy útil en ciertas ocasiones.