Las cámaras de fotos envejecen con rapidez; los buenos objetivos, no. Si os fijáis, las buenas lentes apenas pierden valor en las páginas que venden productos de segunda mano, mientras que las cámaras de fotos son sustituidas por nuevos modelos cada poco tiempo.
Entre otras muchas razones, esto se debe a que los avances tecnológicos apenas repercuten en la calidad de la óptica. Esta ciencia con miles de años de historia sigue funcionando a partir de los mismos principios del siglo XV, por lo que un buen objetivo fabricado en los años 30 sigue siendo igual de válido casi un siglo después.
Las cámaras de fotos digitales, por el contrario, están continuamente pendientes del lanzamiento de nuevos procesadores, nuevos sensores o la aplicación de nuevos materiales a su fabricación.
Lomography, una empresa enamorada de los viejos productos fotográficos, es perfectamente consciente de este hecho. No en vano, se aleja de cualquier clase de innovación para subrayar el valor de lo analógico y lo vintage. Y tras sacar recuperar la mítica lente Petzval (diseñada en 1840), ahora ha vuelto a la carga con el lanzamiento del Russar+.
Se trata del primer gran angular moderno y fue comercializado originalmente en 1958. Con sus 20mm de cobertura focal y una luminosidad máxima constante de f/5.6, destaca por su definición y su mesurada distorsión de lente, que lo convierten en un objetivo ideal para fotografía callejera (sobre todo si nos gusta la obra de Garry Winogrand).
Lomography, en colaboración con Zenit, ha reformulado el Russar para que sea compatible tanto con cámaras analógicas (de montura de rosca L39) como con cámaras digitales (prácticamente con todas las cámaras de objetivo intercambiable).
Aunque aún se desconoce la fecha de salida de la proeza de Lomography-Zenit, ya se puede reservar en su página web por un precio de 599€.
Más información: Lomography