Cada marca posee sus objetivos fetiche. Una serie de lentes que ocupan el olimpo de los cristales por su calidad supina y porque son difícilmente sustituibles por otros modelos. Así, Canon cuenta con su 70-200 f/2.8, y Nikon con su 400mm f/2.8, dos lentes esenciales para los profesionales y que rara vez son renovados debido a su perfección óptica y a su alto coste de producción y adquisición.
Sin embargo, cada cierto tiempo, los grandes fabricantes nos sorprenden con pequeñas mejoras que vienen a recordarnos la necesidad de hacernos con alguna de estas ópticas, como acaba de suceder con el Nikkor 400mm f/2.8 G VR AF-S.
Desde Nikon aseguran que la gran virtud del nuevo modelo frente al antiguo se encuentra en su peso, que ha pasado de los 4,6 kilos a los 3,8 gracias a la sustitución de los materiales antiguos por fluorita; una diferencia de 800 gramos que agradecerán nuestra espalda y nuestros brazos.
Además, la construcción interna del objetivo se ha visto modificada, constando ahora de 16 elementos repetidos en 12 grupos (frente a los 14 repartidos en 11 grupos del 400mm de 2007).
Más llamativa es la inclusión de un nuevo sistema de estabilización óptica VR que promete mejorar la velocidad de disparo en 4 pasos (cuanto mejor es la estabilización, más velocidad de obturación podemos obtener), así como trabajar con un nuevo sistema de enfoque continuo denominado “Sport”.
Por otra parte, Nikon ha aprovechado la presentación del Nikkor 400mm f/2.8 FL VR AF-S para anunciar la comercialización de un nuevo teleconversor capaz de multiplicar el rango focal del objetivo hasta los 560mm (factor de multiplicación de 1,4x).
Aún se desconoce su fecha de salida, y se espera que tenga un precio aproximado de 8.500€.
Fuente: Digital Camera World