No es necesario entender el sentido de 2001: una odisea en el espacio para quedarse arrobado mirando la pantalla durante más de dos horas; ni que nos interese lo más mínimo la trama de la plomiza (es una opinión) Barry Lyndon para que admiremos la luz de cada una de las escenas que la componen. Stanley Kubrick era un gran fotógrafo, y es algo que se advierte en cada una de sus películas.
No en vano, es probable que el neoyorkino sea uno de los directores de cine más admirados por los que se dedican a la fotografía. Su control del espacio, la perspectiva, la luz y la composición es tan genial como podía serlo el de Cartier-Bresson.
Así, como ya es bien sabido por los amantes del arte, Kubrick fue antes fotógrafo que cineasta. De hecho, trabajó durante cinco años para la revista de tendencias y actualidad Look, recorriéndose las calles de Nueva York como un poseso cámara en mano, buscando la instantánea perfecta que reflejase la forma de vida de una metrópoli que estaba empezando a convertirse en el centro del mundo.
De aquel prolijo trabajo se conocían ya muchas fotografías, y ahora vamos a tener la oportunidad de admirar hasta 7000 imágenes pertenecientes a aquella época gracias a la tremenda labor de digitalización que ha llevado a cabo el Museo de Historia de la ciudad de Nueva York.
Y aunque dicho museo haga especial hincapié en la relevancia histórica de la muestra online, nosotros (yo, al menos) no podemos sino rendirnos una vez más ante el talento del que muy probablemente sea el mejor cineasta de todos los tiempos. Porque tras esa ingente cantidad de retratos se adivina ya la grandeza del ojo del autor de La naranja mecánica, la mente retorcida y obsesiva que fue capaz de aterrarnos a todos con la imagen de dos niñas gemelas en El resplandor.
Galería web: Museum Of The City Of New York