Con la presentación de la Olympus PEN E-PL7, la marca japonesa también se apunta a la moda de los selfies, acentuando en su nueva cámara sin espejo aspectos que pueden resultar especialmente útiles para los amantes de sí mismos, pero que tienen poco que aportar al común de los fotógrafos.
Porque en lo que se refiere a sus virtudes fotográficas, la E-PL7 no deja de ser una PEN más, con su sensor de tamaño comedido y de 16,1 megapíxeles, el habitual estabilizador mecánico que caracteriza a la serie y el procesador TruePic VII, que ya tiene su tiempo.
Una cámara para hacer autorretratos
Claro que si nos va la marcha y nos gusta estar a la última y compartir a los cuatro vientos nuestro aspecto mientras nos vamos de fiesta o nos probamos ropa frente a un espejo, la PEN E-PL7 tiene mucho que ofrecer.
Para empezar, estrena una pantalla táctil y articulable 80º hacia arriba y hasta 180 hacia abajo, lo que nos permite vernos el careto de manera continua. Cada disparo viene además acompañado por una serie de consejos y guías que nos conducirán forzosamente a tomar imágenes presuntamente perfectas.
Además, la cámara dispone de un modo de disparo automático para que podamos posar ante ella sin preocuparnos de nada más: basta con situar la pantalla abatible en uno de sus extremos y se activará inmediatamente la toma.
Si a todo esto unimos la conectividad WIFI y un buen saco de filtros de esos que llaman creativos, voilá: ya tenemos la cámara perfecta para hacer selfies sin entrar en mayores honduras.
Estará disponible en tres colores diferentes (negro, plata y blanco) y vendrá acompañada por un buen número de accesorios vintage (correas monas, tapas de objetivo…). Saldrá en el mes de octubre por un precio de 499 (con el objetivo 14-42mm f/3.5-5.6 EZ) o 599 euros (con el kit pancake).