Los intercambios semánticos entre pintura y fotografía son prácticamente una constante en la historia de ambas. Desde que surgió la segunda a principios del siglo XIX, son cientos los movimientos fotográficos que se han inspirado en los grandes del arte pictórico, mientras que en el siglo XX han sido no pocos pintores los que han visto en el realismo fotográfico una fuente de inspiración para su obra.
El proyecto fotográfico Hopper Meditations, del fotógrafo afincado en Nueva York Richard Tuschman, es, probablemente, de los diálogos más interesantes que podemos encontrar en la actualidad entre las dos disciplinas.
Centrado desde principios de los años 90 del pasado siglo en la investigación del procesado artístico dentro de la fotografía digital, Tuschman ha popularizado su forma de entender la fotografía gracias, fundamentalmente, a la publicidad, ámbito en el que ha recibido numerosos premios y reconocimientos gracias a una capacidad creativa poco común.
Su proyecto Hopper Meditations se puede entender, en gran medida, como la culminación de un estilo y una forma de comprender el arte fotográfico. Así, según el propio Tuschman, en la obra del gran pintor norteamericano ha encontrado una suerte de entramado psicológico y visual que trasciende las circunstancias para apuntar a un existencialismo.
De este modo, las escenas que integran las meditaciones en clave Hopper son un desarrollo de esa atmósfera sinuosa y llena de preguntas, en la que personajes solitarios plantean enigmas que sólo el espectador puede resolver a través de la mirada.
Como ya hemos señalado, el aspecto de la serie de fotografías de Tuschman tiene poco o nada de realista. Todo el trabajo de retoque tiene la función de generar un mundo lleno de colores saturados y contrastes irreales. Es más, según el fotógrafo norteamericano, la luz es la gran protagonista del proyecto.
Más información: Richard Tuschman