Siguiendo la estela de la magnífica Pentax K-3, Ricoh ha presentado al fin la mil veces filtrada Pentax K-S1, que asume algunas de las prestaciones de aquella para lucir un cuerpo que la diferencia de todas las cámaras réflex del mercado.
Potente y rápida
Aunque utiliza el mismo sensor tamaño APS-C de la K-3, la Pentax K-S1 es algo más tímida con la resolución, y se conforma con 20 megapíxeles efectivos (lo que, según se mire, puede ser incluso una ventaja). Eso sí, utiliza el procesador de imagen Prime MII, que posibilita un disparo en ráfaga de 5,4 fotografías por segundo y un ISO que alcanza los 51.200.
En lo que se refiere a su sistema de enfoque, sigue la estela del sistema híbrido y trabaja con 11 puntos, y además hace uso del filtro simulador de anti aliasing que elimina por software las aberraciones más comunes.
Gran visor electrónico y diseño marciano
También destaca en la nueva réflex de Ricoh un nuevo visor electrónico que hará las delicias de los que prefieren este tipo de tecnología: cobertura del 100%, magnificación de la imagen de 0,95x y una resolución de miedo.
Ahora bien, lo más llamativo de esta K-S1 se encuentra en el diseño de su cuerpo. Así, los responsables de la división de Pentax han tenido la feliz idea de colocar una hilera de LEDS alrededor de la empuñadura, que cambian de color en función de la operación que estemos llevando a cabo.
Por ejemplo: si pasamos a la modalidad de grabación de vídeo, los LEDS se tornarán rojos, evitando así que tengamos que andar pendientes de la información que aparece en la pantalla trasera.
Disponible a partir del mes de septiembre en 12 colores diferentes (algunos de ellos muy llamativos), costará en los EEUU 749 dólares sin objetivo.
Más información: Ricoh