Hawkeye Huey es un pequeño fotógrafo de 4 años que lleva la fotografía en la sangre. Su padre trabaja para National Geographic y, desde hace unos meses, se dedica a enseñarle los rudimentos técnicos de la disciplina.
No se trata en absoluto de deformación profesional. Aaron Huey afirma incluso que le da lo mismo si Hawkeye (ojo de águila) termina dedicándose o no a la fotografía. De hecho, empezó a animarle a que sacase fotos para establecer un vínculo emocional y artístico con él.
Cuando Huey padre subió a internet una fotografía de su hijo buscando algo que fotografiar, sus seguidores empezaron a pedirle que mostrase las fotografías que éste hacía. Así, es sumamente interesante ver cómo un niño mira el mundo antes de que la educación y la cultura comiencen a dirigir su mirada.
El pequeño Hawkeye utiliza una cámara instantánea Fuji Instax para captar su manera de entender la realidad, y gracias a su padre puede acceder a personajes, entornos e historias que sirven para ampliar su imaginación y su mundo.
Según cuenta Aaron, lo importante es que el niño está aprendiendo a interactuar con lo que le rodea de una manera inteligente y sensible. No se trata en realidad de sacar fotos, sino de acercarse a los retratados, hablar con ellos y arrancarles una sonrisa.
Las fotografías de Hawkeye son subidas por su padre a una cuenta de Instagram para que la interacción del pequeño con el mundo que le ha tocado vivir sea más completa, y cuentan con más de 50.000 seguidores.
Fuente: The Huffington Post