Si hace unos meses Bettie Page volvía a ser actualidad por el descubrimiento de 50 fotografías inéditas, hoy nos despedimos de la fotógrafa que le dio fama allá en los años 50. Bunny Yeager, reconocida como la fotógrafa más bella del mundo, acaba de morir en Las Vegas a los 85 años, dejando tras de sí una colección de fotos que cambiaron para siempre la cultura occidental.
Nació en Wilkinsburg, Pennsylvania, en 1929, y con sólo 17 años se convirtió en modelo tras ganar un concurso de belleza. Sin embargo, la Yeager siempre quiso ir más allá de los posados, y a partir de 1953 empezó a aprender a utilizar la cámara, manifestando que su lugar estaba detrás del objetivo, no delante.
Su amor por la belleza femenina y el erotismo la condujeron a inaugurar lo que hoy se conoce como fotografía pin-up: retratos de modelos que insinúan, y con los que se popularizó el uso del bikini. Se planteó incluso trabajar con desnudos integrales, pero en un país fuertemente marcado por el conservadurismo era consciente de que sus trabajos no hubiesen pasado del laboratorio de revelado.
Su carrera se disparó cuando trabó amistad con la gran Bettie Page, que se convirtió rápidamente en un icono sexual en los EEUU. Así, su primera fotografía de la modelo acompañada por dos guepardos la lanzó a la portada de la revista Eye.
Trabajaba mayormente con luz natural, y sólo empleaba flashes de relleno para suavizar la piel de las modelos. Sus composiciones eran simples y expresivas, y remarcaban los atributos de sus compañeras de profesión.
Hace apenas unos años, su trabajo fue revisado por el auge de la fotografía vintage, y su figura volvió a ser reconocida como una de las más relevantes dentro del mundo de la fotografía comercial yanqui.