Lo bueno de las grandes innovaciones tecnológicas aplicadas a la fotografía es que son sumamente útiles para recordarnos cómo son las cámaras por dentro. Así, habitualmente, cuando uno se compra su primera cámara réflex corre a destrozar la caja que la contiene, lanza el librito de instrucciones a un rincón y se pone a disparar como un poseso, sin pararse a pensar siquiera en qué es lo que está utilizando.
El lanzamiento de un nuevo sensor curvo por parte de Sony está trayendo de cabeza a la comunidad fotográfica porque plantea un serio problema de ingeniería. Como ya señalamos, los sensores planos poseen una deficiencia estructural a la que ya nos hemos acostumbrado: no reciben la luz procedente del objetivo de una forma homogénea. La información incide de manera transversal en su centro, pero sólo llega de forma oblicua a las esquinas.
Esto explica en gran medida por qué los malos objetivos producen tantas aberraciones en los márgenes de las fotografías, y por qué los objetivos fijos ofrecen una mayor calidad de imagen.
El nuevo sensor curvo de Sony solucionaría este problema, sin embargo, traería consigo otro mucho más inquietante: los objetivos con zoom no podrían funcionar correctamente, ya que éstos sólo arrojarían luz sobre la parte central del sensor.
La compañía nipona ha reconocido dicha dificultad, y mientras se prepara para lanzar la primera cámara con sensor curvo (todo apunta a que será con la Sony RX2), las páginas especializadas en la rumorología han apuntado la posibilidad de que se aplique una solución sorprendente: olvidar los objetivos con zoom y quedarse sólo con fijos, dejando el apartado del zoom en manos del software.
Desde luego, una solución sí que es, aunque bastante pobre. Vender una cámara prácticamente profesional, cara, con su sensor Full Frame (y curvado) para luego cambiar el zoom óptico por uno digital parece demasiado osado.
En lugar de acercar los objetos mediante el juego de lentes, la presunta Sony RX2 de sensor curvo se limitaría a recortar la imagen para hacer que los objetos lejanos parezcan estar más cerca, perdiendo calidad y resolución.
En cualquier caso, habrá que esperar a que pase el verano para ver al fin la solución a uno de los problemas más interesantes a los que se ha enfrentado nunca la ingeniería fotográfica.
Fuente: DPReview