Mientras todos esperamos a que Canon revolucione el mundo de la fotografía digital con la presentación de nuevos productos en su flamante evento anunciado para el próximo mes de noviembre, el común de los mortales seguimos exprimiendo en la medida de lo posible todos aquellos detalles y gadgets que pueden mejorar nuestra experiencia como usuarios de un buen equipo fotográfico.
Si hace nada os hablábamos de los elementos indispensables para hacer frente a las vacaciones estivales, hoy nos vamos a centrar en las mochilas para fotografía, todo un universo lleno de posibilidades que va mucho más allá de la mera compartimentación de un espacio limitado.
Lo primero a considerar es el peso de la mochila de marras. Si haces números y empiezas a sumar lo que pesa el cuerpo de la cámara, los objetivos que usas habitualmente, el flash externo y el trípode, te darás cuenta de que llevas sobre tu espalda una nada desdeñable cantidad de kilos.
Si no quieres verte como el Jorobado de Notre Dame a los dos horas de caminar, tu elección de un modelo u otro debe venir determinada por el peso que estás dispuesto a soportar, lo que está íntimamente relacionado con el material del que está hecho la mochila.
Piensa que cuanto más cara es ésta, mejores materiales te está ofreciendo. Por un lado te garantizan que tus cachivaches están seguros, pero por otro que dicha seguridad no va a multiplicar el peso del equipo.
Además, debes asegurarte de que la mochila debe estar fabricada con un material completamente impermeable. Si hay algo que puede acabar con tu equipo es la humedad, por lo que es completamente necesario que la mochila no deje que se filtre ni un vestigio de agua.
Otro elemento fundamental a la hora de elegir una mochila es su estructura interior. Ésta no sólo debe proteger tu equipo, sino que además debe facilitarte tu trabajo (o hobby) poniendo a tu alcance tu cámara sin necesidad de que te pelees con cremalleras y bolsillos innecesarios.
Por último, debes asegurarte de que la mochila se acopla a tus necesidades con objetividad. Me explico: es posible que pienses tener en un futuro seis objetivos de gama alta y todo un equipo strobist; pero si no lo tienes aún no te compres una mochila en la que podrías meter a tu propia sobrina. Sé realista y ajústate a tus necesidades reales.
A este propósito, es importante considerar si te basta con una sola mochila. Es probable que en algunas ocasiones sólo necesites el cuerpo de la cámara, un objetivo todo terreno con zoom y un flash externo, para lo que te basta y te sobra con una pequeña mochila; pero también es posible que en otras ocasiones necesites una inmensa mochila para meter dentro todo tu material fotográfico.
¿Qué hacer en estos casos? Pues yo al menos he optado por hacerme con dos mochilas. Una más cómoda para el día a día (paseos sin rumbo ni fines concretos) y otra más grande para cubrir bodas o hacer un reportaje fotográfico más exigente.
En cualquier caso, una recomendación: no escatimes en gastos a la hora de comprar una mochila, puesto que cada euro que inviertas en su compra servirá para garantizar la buena salud de tu equipo fotográfico (y de paso, la tuya).
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